XX
Cuidas, intransitable, que cumples,
apretando
tus infecundos, trabajosos días
en haces de yerta leña,
sin ilusión la vida.
Tu leña es tan sólo el peso que llevas
A donde no hay fuego que te caliente.
Ni sufren peso a hombros
las sombras que seremos.
Para holgarte no huelgas; y, si legas,
mejor lega el ejemplo que riquezas,
de cómo la vida basta
corta, tampoco dura.
Poco usamos lo poco que tenemos.
La obra cansa, el oro no es nuestro.
De nosotros la misma fama
Se ríe, que no la veremos
cuando, acabados por las Parcas, seamos
bultos solemnes, de repente antiguos,
y cada vez más sombras,
al encuentro fatal –
el barco oscuro en el soturno río,
y los nueve abrazos de la frialdad estigia
y el regazo insaciable
de la patria de Plutón.
Libro I de las Odas - 1924
Revista Athena
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