Montaña y Arbol

Poesía, Cuentos, Arte y Literatura

martes, octubre 31, 2023

Los doce trabajos de Hércules

Las manzanas de oro de las Hespérides

Cuando la diosa Hera se casó con Zeus, Gea, les regaló unas manzanas de oro que Hera plantó en su jardín y que custodiaban las Hespérides con la ayuda de un dragón.

Euristeo mando a Hércules a que cogiera los frutos de Hera, para ello Hércules tuvo que vagabundear por diferentes lugares del mundo haciendo uso de la copa de Helio para poder localizar el jardín. En una de las incursiones liberó a Prometeo de su cautiverio y éste a modo de recompensa le instó a que encontrara al Titán Atlas que era quién soportaba el peso de la Tierra y el único que sabía dónde estaba el jardín de las Hespérides.

Hércules llego a la región de los Hiperbóreos, encontrándose con Atlas. Para convencerle le dijo que él mismo sostendría el mundo liberándole de la carga mientras Atlas iba a buscar las manzanas. Así fue como Atlas volvió con las manzanas en sus manos, pero le dijo que él mismo iría a dárselas a Euristeo. Hércules viendo que sería condenado a cargar con la Tierra sobre sus hombros, engañó de nuevo al Atlante, diciéndole que, por favor, sostuviera un momento el mundo mientras se colocaba una almohada en los hombros para protegerlos, Atlas cayó en la trampa y Hércules se marchó con las manzanas. Finalmente, como Euristeo no sabía qué hacer con éstas se las regaló de nuevo a la Diosa, quién las volvió a colocar en su jardín.

Tras completar sus primeras diez labores, Euristeo les dio dos más afirmando que ni la hidra contaba (Ya que Yolao le había ayudado) ni los establos de Augías (ya sea porque había recibido pago por el trabajo o porque los ríos hicieron el trabajo). La primera de estas dos labores adicionales fue robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Hércules capturó primero al Anciano del mar, un dios marino cambia-formas, para aprender donde se encontraba el jardín de las Hespérides.







jueves, octubre 26, 2023

Los doce trabajos de Hércules 

Los Bueyes de Geryón

Euristeo estaba feliz de ver como su hija había recibido el cinturón de Hipólita y pensó, porque pedirle a Hércules trabajos difíciles, mejor pedirle cosas que anhelo y que sé que no puedo tener. Así que ordeno a Hércules como decimo trabajo que en esta ocasión quería que le consiguiese las reses del rey Geryón, que tenían fama de ser el mejor ganado del mundo en aquellos tiempos. Pero Euristeo no facilito el trabajo a Hércules pues tenía el problema que debía conseguir el ganado mediante el robo, no con la compra.

El rey Geryón era un gigante colosal, se decía que era el ser más fuerte de la tierra, más fuerte que algunos dioses. Su cuerpo era extraño pues era desproporcionado, tenía dos poderosas piernas que sustentaban tres cuerpos pegados con seis brazos en los extremos y contaba también con tres cabezas. Era uno de los mejores luchadores de la antigüedad pues podía manejar 6 espadas a la vez con sus brazos.

Este gigante habitaba en las lejas tierras occidentales del ahora sur de España y norte de Marruecos.

Los bueyes eran de color rojizo eran mil y de considerable tamaño, y proporcionaban gran cantidad de leche y carne a sus dueños. Estos bueyes de Geryón estaban guardados por el pastor Euritión y su temible perro de dos cabezas y grandes colmillos Ortro.

En su largo camino hacia las tierras de Geryón, el héroe tomo la ruta de África y tuvo que cruzar el desierto del Sahara bajo un sol abrasador. Como los días de camino iban pasando y sol no menguaba en fuerza, Hércules tomo varias flechas y las lanzó hacia el sol, quejándose de hasta cuando iba a durar ese calor infernal.

El dios Helios viendo lo gracioso de la situación para él y la penuria que estaba pasando Hércules en sus trabajos, le concedió su deseo y realizó el resto del camino bajo mejores condiciones.

Al llegar a las tierras de Geryón y divisar las reses, inmediatamente se presentó ante él Ortro, el feroz perro de dos cabezas que intentó atacarle. Hércules con su gran maza golpeo a la fiera, la cual cayo a la tierra.

El fuerte y bruto pastor Euritión al ver la situación también quiso atacar a Hércules, pero el héroe no tuvo problemas para vencerlo también con lo que Hércules tenía el camino libre para llevarse a los bueyes de Geryón.

Y así emprendió Hércules el camino de vuelta a Grecia con los mil toros de Geryón, pero el gigante alertado por sus criados corrió tras Hércules. Alarmado por los temblores de la tierra bajo sus pies por el correr de Geryón, ya suponía que lo perseguía y que lo alcanzaría muy pronto. Hércules no quería una lucha cuerpo a cuerpo con el gigante pues sabía de la fuerza y las habilidades con las armas de este mostro.

Así que para mantener la distancia Hércules hundió sus manos en la tierra y con su gran fuerza, consiguió quebrar la tierra, separando la lengua de tierra que unía África y Europa formando el estrecho de Gibraltar.

Pero aquello no fue obstáculo suficiente para Geryón que logro salvar aquella gran zanja cubierta por el agua de mar mediterráneo y el océano atlántico, lo que no esperaba es que Hércules sorpresivamente le espera presto con sus flechas envenenadas por la sangre de la hidra y le clavará tres de ellas en sus tres corazones. Así acabo la vida del Gigante Geryón.

Una vez de vuelta ante el rey Euristeo, este no estaba feliz ante su nuevo rebaño y le recrimino que le hubiese llevado tanto tiempo esta tarea. Hércules le recordó a Euristeo que ya había realizado diez trabajos, pero este a su vez respondió que dos trabajos, matar a la hidra de Lerna y la limpieza de los establos de Augias no habían sido validos porque le había ayudado demasiado, así que no le libraba de su esclavitud y tendría que volver al siguiente día para realizar el undecimo trabajo de Hércules.




miércoles, octubre 11, 2023

Los doce trabajos de Hércules

El Cinturón de Hipólita

 

El noveno trabajo de Hércules fue el de obtener el cinturón de Hipólita, la reina de las amazonas. Este trabajo fue ideado por Admete, que conociendo que a su padre el rey, ya le faltaban las ideas para indicar a Hércules un trabajo de dificultad suprema. Admete era una princesa que disfrutaba de los lujos de palacio y había desarrollado un carácter caprichoso, siempre sintiendo envida y codicia por poseer más y que era una semblanza del carácter de su padre.

 

A Euristeo le pareció una tarea de gran peligro el capricho de su hija y le concedió el deseo.

Creta y Tracia se podían considerar los límites meridional y septentrional de la patria griega. Pero el ámbito de las peticiones de Euristeo no terminaba ahí. Por deseo de Admete, hija de Euristeo, Heracles se dirigió al reino de las Amazonas, un pueblo mítico que se creía vivía al Noreste de Asia Menor, a la conquista del cinturón de su reina, Hipólita, que simbolizaba el poder que ella tenía sobre su pueblo.

Hipólita era reina de las amazonas, un pueblo de mujeres guerreras, muy temidas y respetadas por todos. Bravas mujeres que pasaban la vida adiestrándose en el arte del combate y la lucha, por lo que eran unas temibles adversarias. Habían sido las primeras en utilizar montura para los caballos y no permitían a los hombres de su reino conocer el arte de la lucha relegándolos a las tareas mundanas.

 

El cinturón de la reina de las amazonas era un extraordinario cinturón de oro que el Dios Ares había regalado a su hija.

 

Hércules viajó con algunos compañeros hacia Temiscira, la ciudad de las amazonas. La reina Hipólita al ver Hércules se sintió atraída por él y lo trato con mucha amabilidad.

 

Hércules al ver el buen trato, en vez de robar o luchar por el cinturón, pensó en cultivar la amistad para después pedírselo prestado por un tiempo como símbolo del amor que había surgido entre los dos guerreros.

 

Pero la diosa Hera, siempre dispuesta a poner dificultades en la vida de Hércules, se transformó en guerrera amazonas y fue pregonando que Hércules y sus hombres querían robar las pertenencias más importantes de los templos de las amazonas, incluido el magnífico cinturón de Hipólita.

 

Las amazonas ofendidas, encolerizadas, sintiéndose engañadas con Hipólita a la cabeza atacaron el barco de los griegos. Tras una feroz lucha, Hipólita cayo herida y finalmente muerta.

 

Una vez muerta Hércules, con gran tristeza por el afecto que sentía por Hipólita la amazona, le despojo de su cinturón para cumplir su misión y llevarle la prenda a Abdete, la hija del rey Euristeo, que probablemente no le daría valor. Para él en el recuerdo, el cinto sería botín y prenda de amor.

 

Euristeo de nuevo sorprendido porque había llevado a buen puerto este trabajo, regalo el cinturón a su hija y comentó a Hércules que volviera al día siguiente que le indicaría cual sería el décimo trabajo de Hércules.






martes, octubre 10, 2023

Los doce trabajos de Hércules

Los Caballos de Diomedes

 

Como octavo trabajo Hércules, el rey Euristeo encomendó a Hércules que trajera a Micenas las yeguas del Diomedes.

 

Estas, comían carne humana, lo cual provocaba que fueran muy salvajes y las dejaba sin comer durante días para provocar tal instinto. Su dueño el rey Diomedes las tenía que mantener atadas con cadenas para que no causasen daños a sus súbditos y las alimentaba con la carne de sus inocentes huéspedes o los soldados cautivos en las batallas.

 

Para tal trabajo Hércules se había hecho acompañar por una serie de amigos, pues conocía que las yeguas estaban bien custodiadas por el ejército del rey Diomedes, que este las tenía en gran aprecio.

 

Una noche Hércules y los acompañantes consiguieron entrar en las caballerizas del rey Diomedes y tras vencer a los mozos de cuadras, robar las yeguas devora hombres para llevarlas cerca del mar donde les esperaba un barco.

 

Pero para ese momento la guardia había avisado de lo sucedido y el rey Diomedes llego con su ejército cuando iban a embarcar.  Ante la presencia del ejército y sus intenciones de atacar, Hércules dejo a su amigo Abdero las cadenas de las yeguas y se fue a combatir al rey Diomedes.

 

Los caballos de Diomedes conocedoras que estaban siendo robadas quisieron escapar y volver con su amo cuando lo vieron. Los salvajes caballos salieron al galope tirando al pobre Abdero al suelo que murió arrastrado pues estaba sujeto a las yeguas con cadena sin posibilidad de soltarse.

 

En la lucha el rey Diomedes cayó muerto y Hércules enojado por la muerte de Abdero dio de comer a las yeguas con el propio cuerpo del rey Diomedes. Los caballos salvajes y hambrientas no desecharon tal alimento y devoraron a su dueño, los soldados de Diomedes al ver la escena huyeron en pánico, pues sabían que tampoco los respetarían a ellos.

 

Sin embargo, no hubieran corrido peligro, pues las yeguas de Diomedes al comer a su dueño se habían vuelto mansas. Así que Hércules aprovecho para atarlas a un carro y hacer el viaje de vuelta a Micenas para mostrarla al rey Euristeo.

El rey Euristeo no estuvo impresionado por las pacíficas yeguas y las dejo sueltas por el campo donde se dice que fueron atacadas y comidas por alimañas salvajes. Euristeo indicó a Hércules que volviera el día siguiente que le informaría cual sería el noveno trabajo de Hércules.





sábado, octubre 07, 2023

Los doce trabajos de Hércules

El Toro de Creta

 

Euristeo estaba abatido porque Hércules era capaz de salvar todas sus pruebas, así que, para el séptimo trabajo de hércules, el rey de micenas intento buscar otro monstruo para conseguir que le derrotaran definitivamente y encargo a Hércules que capturará al toro de Creta y lo presentará ante él vivo. Así también lo alejaría para que súbditos lo olvidasen y perdiera la fama que tenía como héroe.

 

De camino a la isla de Creta un marinero le conto la historia del toro de Creta. El marinero le narro que el rey de Creta les había dicho a sus hermanos que él tenía el favor de los dioses para ser rey después de la muerte de su padre. Los hermanos le respondieron que lo demostrará, Minos les dijo que haría salir de las aguas del mar un bello toro, y los hermanos rieron de él.

 

Pero ellos no sabían, que el astuto Minos había implorado a Poseidón ayuda previamente y si hacía salir un toro del agua, lo entregaría en su sacrificio para el en nuevo templo que construiría.

 

Así hizo Poseidón, pero Minos olvido sus promesas y se quedó con aquel bello ejemplar de toro de color blanco que salió de las aguas. Pero Poseidón no acepto la situación todo su enfado y cólera lo transmitió a aquel toro que desde entonces fue indomable lleno de furia que destrozaba toda lo que tenía cercano y tenía a la población atemorizada siempre buscando refugio para no ser embestida por los ataques del irascible animal.

 

Cuando Hércules desembarcó en Creta, encontró las ciudades y los campos vacíos, abandonados, con destrucción por todos lados en forma de árboles y muros de casas derribados. No se escuchaba un ruido, a excepción de unos estruendosos pasos, tenía al toro de Creta cerca.

 

Al ver a Hércules, el toro de creta empezó una carrera para embestir al héroe que lo espero hasta el final y lo esquivo en el último momento para escapar de él. El toro colérico embistió de nuevo con más fuerza, y en esta ocasión, Hércules preparado logro saltar su lomo.

 

Y allí estuvo Hércules varias horas, agarrando al toro por los cuernos, mientras el toro de Creta saltaba, movía el cuello, corría por desprenderse de Hércules. Finalmente, el toro fue vencido por el cansancio y se arrodillo aceptando su derrota.

 

Este toro era el padre del Minotauro y fue llevado ante el rey Euristeo tras varios días de navegación. Cuando Euristeo vio a Hércules agarrando con una cuerda al toro de creta en su sala del trono, salió corriendo de la sala gritando que volviera al día siguiente que la daría instrucciones para el octavo trabajo de Hércules y sacará inmediatamente aquella bestia de su palacio.


Hércules así hizo y dejo libre al toro en un prado de un valle cercano, y el toro poco a poco fue convirtiéndose otra vez en salvaje y con el tiempo otro héroe tuvo que derrotarlo de nuevo para que no cometiera más tropelías.