Montaña y Arbol

Poesía, Cuentos, Arte y Literatura

jueves, marzo 20, 2014

"Sonatina" Rubén Darío



Sonatina

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 
que ha perdido la risa, que ha perdido el color. 
La princesa está pálida en su silla de oro, 
está mudo el teclado de su clave sonoro, 
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 
Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 
y vestido de rojo piruetea el bufón. 
La princesa no ríe, la princesa no siente; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente 
la libélula vaga de una vaga ilusión. 

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 
o en el que ha detenido su carroza argentina 
para ver de sus ojos la dulzura de luz? 
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 
o en el que es soberano de los claros diamantes, 
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa 
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 
tener alas ligeras, bajo el cielo volar; 
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 
saludar a los lirios con los versos de mayo 
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 
ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 
Y están tristes las flores por la flor de la corte, 
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 
de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 

¡Pobrecita princesa de los ojos azules! 
Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 
en la jaula de mármol del palacio real; 
el palacio soberbio que vigilan los guardas, 
que custodian cien negros con sus cien alabardas, 
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 
(La princesa está triste. La princesa está pálida.) 
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, 
(La princesa está pálida. La princesa está triste.) 
más brillante que el alba, más hermoso que abril! 

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; 
en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 
en el cinto la espada y en la mano el azor, 
el feliz caballero que te adora sin verte, 
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 
a encenderte los labios con un beso de amor».


Rubén Darío

lunes, marzo 17, 2014

"El Padre Nuestro de Pan" Rubén Darío



El padre Nuestro de Pan


Padre nuestro, padre ambiguo
de los milagros eternos
que admiramos los modernos
por tu gran prestigio antiguo.

Si junto a la fuente pasa
la ninfa, hay en su blancura
lo que inspira, lo que dura,
lo que aroma y lo que abrasa

Pues al ver la viva flor
o la estatua que se mueve
hecha de rosa o de nieve
nos toma el alma , el amor

*   *   *   *

Pan nuestro que estás en la tierra
porque el universo se asombre
glorificado sea tu nombre
por todo lo que en él se encierra.

Vuélvanos tu reino de fiesta
en que tú aparezcas y cantes
con los tropeles de bacantes
maravillando la floresta.

Hunde, siempre violento y vivo
y por tus ímpetus agrestes
en el cielo cuernos celestes
y en la tierra patas de chivo

Danos ritmo, medida y pauta
al amor de tu melodía
y que haya, al amor de tu flauta
amor nuestro de cada día

Deudas que el alma amando trunca
están en tu disposición
y no le concedas perdón
a aquel que no haya amado nunca



Rubén Darío

viernes, marzo 07, 2014

"Qué Ribera" Eduardo Anguita



Qué Ribera


Agua sacrificada entre dos costas
ardiente mar entre dos locuras
un hombre quiere conocer tu color invisible
tu posesión vaga; tu amor mortal.

Le amas las piernas, le amas los ojos
le amas su destino, le amas sus huesos.
lo amas, padre incestuoso
espectro del hombre, ama a tuhijo.

No quiero conocerte si soy devorado
quiero estar lucido en la muerte
quiero elegir dos orillas sin dejar ninguna
la vida y la muerte en ambas cosas.

Mar entre dos alternativas
movido de mi pensamiento a mi muerte
¡Que imperfección la del hombre!
no comprendo este mar  -pero naufrago-


"Agua Sexual" Pablo Neruda






AGUA SEXUAL


Rodando a goterones solos, 
a gotas como dientes, 
a espesos goterones de mermelada y sangre, 
rodando a goterones
cae el agua, 
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio, 
cae mordiendo, 
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto, 
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre, 
un movimiento agudo, 
haciéndose, espesándose, 
cae el agua,
a goterones lentos, 
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.

Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero, 
bodegas, cigarras, 
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas 
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios, 
veo barcos, 
veo árboles de médula 
erizados como gatos rabiosos, 
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen, 
veo frazadas y órganos y hoteles.

Veo los sueños sigilosos, 
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos, 
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza 
estoy mirando.

Y entonces hay este sonido:
un ruido ro¡o de huesos, 
un pegarse de carne, 
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.

Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer agua sorda, 
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina, 
como una catarata de espermas y medusas. 
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos

"Soledades" (1899-1907) Antonio Machado



VI


Fue una clara tarde, triste y soñolienta 
tarde de verano. La hiedra asomaba 
al muro del parque, negra y polvorienta... 
                            La fuente sonaba.

Rechinó en la vieja cancela mi llave; 
con agrio ruido abrióse la puerta 
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave 
golpeó el silencio de la tarde muerta.

En el solitario parque, la sonora 
copla borbollante del agua cantora 
me guió a la fuente. La fuente vertía 
sobre el blanco mármol su monotonía.

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano, 
un sueño lejano mi canto presente? 
Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente: 
No recuerdo, hermana, 
mas sé que tu copla presente es lejana.

Fue esta misma tarde: mi cristal vertía 
como hoy sobre el mármol su monotonía.

¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares, 
que ves, sombreaban los claros cantares 
que escuchas. Del rubio color de la llama, 
el fruto maduro pendía en la rama, 
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano? 
Fue esta misma tarde de verano.

-No sé qué me dice tu copla riente 
de ensueños lejanos, hermana la fuente.

Yo sé que tu claro cristal de alegría 
ya supo del árbol la fruta bermeja; 
yo sé que es lejana la amargura mía 
que sueña en la tarde de verano vieja.

Yo sé que tus bellos espejos cantores 
copiaron antiguos delirios de amores: 
mas cuéntame, fuente de lengua encantada, 
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

-Yo no sé leyendas de antigua alegría, 
sino historias viejas de melancolía.

Fue una clara tarde del lento verano 
Tú venías solo con tu pena, hermano; 
tus labios besaron mi linfa serena, 
y en la clara tarde, dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían; 
la sed que ahora tienen, entonces tenían.

-Adiós para siempre, la fuente sonora, 
del parque dormido eterna cantora. 
Adiós para siempre, tu monotonía, 
fuente, es más amarga que la pena mía.

Rechinó en la vieja cancela mi llave; 
con agrio ruido abrióse la puerta 
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave 
sonó en el silencio de la tarde muerta.


Antonio Machado


miércoles, marzo 05, 2014

"Los Deseos Cambiables" Braulio Arenas





LOS DESEOS CAMBIABLES*


I
Quién eres para quién qué libertas de ese glacial de flores
Qué adoración dura en ese sueño femenino
En la fuerza en el amor entre éxtasis
Donde la mano suya entreabierta la gaviota capturada
Con sus detalles de ojos inconscientes
Disfraza a los vivos el principio de los demás.

II

Todo prefiero
Una sombra de calorías cotidianas
Un barco de estela olvidadiza.

Es el abismo que tiembla a manos llenas
Es la mujer con medias de terciopelo.

Es preciso organizar las olas más variadas
Tú la tristeza
O la que avanza idolatrando al mundo
Las rodillas aladas
Tu día de amor central
Nunca engañarnos todo prefiero
La libertad la mía la más cruel
He aquí el arte insular
El gusto por el peligro.

Es el amor los contravenenos
Las adquiridas costumbres esperad
Es el amor con todos sus derechos
Y el mundo cada día
Con miradas diferentes.





*de “El Mundo y su doble”, revista Atenea, n º 178, Abril de 1940

lunes, marzo 03, 2014

De "Por la Region del Aire y la del Fuego" Juan de Tarsis y Peralta, II Conde de Villamediana, Correo Mayor de Su Majestad



Al Sepulcro de Adonis


Desfrondad a los templos consagrados
 a las del cielo lámparas doridas,
escamosas deidades, y entre espinas,
mudos se dejan ver los plectos dorados.


Las fuentes secas ya, lloren los prados
y dejen de flagar las clavelinas, 
indiquen el rigor de sus ruinas
los bosques de Amor desamparados.


Muerto es el dios de nuestras selvas
                                           Muerto
y el canto cuya métrica  Harmonía
las aves suspendió y enfrento el viento.


Venga, pues, Cipria , visto el pecho
                                           abierto
El Adonis osado de ansía pía, 
a dar flores y llanto al movimiento



Don Juan De Tarsis Y Peralta, Conde de Villamediana