Montaña y Arbol

Poesía, Cuentos, Arte y Literatura

viernes, marzo 07, 2014

"Soledades" (1899-1907) Antonio Machado



VI


Fue una clara tarde, triste y soñolienta 
tarde de verano. La hiedra asomaba 
al muro del parque, negra y polvorienta... 
                            La fuente sonaba.

Rechinó en la vieja cancela mi llave; 
con agrio ruido abrióse la puerta 
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave 
golpeó el silencio de la tarde muerta.

En el solitario parque, la sonora 
copla borbollante del agua cantora 
me guió a la fuente. La fuente vertía 
sobre el blanco mármol su monotonía.

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano, 
un sueño lejano mi canto presente? 
Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente: 
No recuerdo, hermana, 
mas sé que tu copla presente es lejana.

Fue esta misma tarde: mi cristal vertía 
como hoy sobre el mármol su monotonía.

¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares, 
que ves, sombreaban los claros cantares 
que escuchas. Del rubio color de la llama, 
el fruto maduro pendía en la rama, 
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano? 
Fue esta misma tarde de verano.

-No sé qué me dice tu copla riente 
de ensueños lejanos, hermana la fuente.

Yo sé que tu claro cristal de alegría 
ya supo del árbol la fruta bermeja; 
yo sé que es lejana la amargura mía 
que sueña en la tarde de verano vieja.

Yo sé que tus bellos espejos cantores 
copiaron antiguos delirios de amores: 
mas cuéntame, fuente de lengua encantada, 
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

-Yo no sé leyendas de antigua alegría, 
sino historias viejas de melancolía.

Fue una clara tarde del lento verano 
Tú venías solo con tu pena, hermano; 
tus labios besaron mi linfa serena, 
y en la clara tarde, dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían; 
la sed que ahora tienen, entonces tenían.

-Adiós para siempre, la fuente sonora, 
del parque dormido eterna cantora. 
Adiós para siempre, tu monotonía, 
fuente, es más amarga que la pena mía.

Rechinó en la vieja cancela mi llave; 
con agrio ruido abrióse la puerta 
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave 
sonó en el silencio de la tarde muerta.


Antonio Machado


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