Los Doce Trabajos de Hércules
El
Cinturón de Hipólita
El noveno
trabajo de Hércules fue el de obtener el cinturón de Hipólita,
la reina de las amazonas. Este trabajo fue ideado por
Admete, que conociendo que a su padre el rey, ya le faltaban las ideas para
indicar a Hércules un trabajo de dificultad suprema. Admete era una princesa
que disfrutaba de los lujos de palacio y había desarrollado un carácter
caprichoso, siempre sintiendo envida y codicia por poseer más y que era una
semblanza del carácter de su padre.
A Euristeo le pareció una tarea de gran peligro el
capricho de su hija y le concedió el deseo.
Creta y Tracia se podían considerar los límites
meridional y septentrional de la patria griega. Pero el ámbito de las
peticiones de Euristeo no terminaba ahí. Por deseo de Admete, hija de Euristeo,
Heracles se dirigió al reino de las Amazonas, un pueblo mítico que se creía
vivía al Noreste de Asia Menor, a la conquista del cinturón de su reina,
Hipólita, que simbolizaba el poder que ella tenía sobre su pueblo.
Hipólita
era reina de las amazonas, un pueblo de mujeres guerreras, muy temidas y
respetadas por todos. Bravas mujeres que pasaban la
vida adiestrándose en el arte del combate y la lucha, por lo
que eran unas temibles adversarias. Habían sido las primeras en utilizar
montura para los caballos y no permitían a los hombres de su reino conocer el
arte de la lucha relegándolos a las tareas mundanas.
El
cinturón de la reina de las amazonas era un extraordinario
cinturón de oro que el Dios Ares había regalado a su hija.
Hércules
viajó con algunos compañeros hacia Temiscira, la ciudad de las amazonas. La
reina Hipólita al ver Hércules se sintió atraída por él y
lo trato con mucha amabilidad.
Hércules al ver el
buen trato, en vez de robar o luchar por el cinturón, pensó en cultivar la
amistad para después pedírselo prestado por un tiempo como
símbolo del amor que había surgido entre los dos guerreros.
Pero
la diosa Hera, siempre dispuesta a poner
dificultades en la vida de Hércules, se transformó en guerrera
amazonas y fue pregonando que Hércules y sus hombres querían robar las
pertenencias más importantes de los templos de las
amazonas, incluido el magnífico cinturón de Hipólita.
Las amazonas ofendidas, encolerizadas, sintiéndose
engañadas con Hipólita a la cabeza atacaron el
barco de los griegos. Tras una feroz lucha, Hipólita cayo
herida y finalmente muerta.
Una
vez muerta Hércules, con gran tristeza por el afecto que sentía por Hipólita la
amazona, le despojo de su cinturón para cumplir su
misión y llevarle la prenda a Abdete, la hija del rey
Euristeo, que probablemente no le daría valor. Para él en el recuerdo, el cinto
sería botín y prenda de amor.
Euristeo de nuevo sorprendido porque
había llevado a buen puerto este trabajo, regalo el
cinturón a su hija y comentó a Hércules que volviera al
día siguiente que le indicaría cual sería el décimo trabajo de Hércules.
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