Montaña y Arbol

Poesía, Cuentos, Arte y Literatura

viernes, marzo 20, 2009

Trilogia de la busqueda del mundo interior


Miguel Serrano

“En la espera de los hielos eternos”


Hablar de Miguel Serrano, es sinónimo de literatura chilena, pero inevitablemente su nombre evoca, además, su polémica figura.

Sus esporádicas declaraciones a favor del régimen nazi y la figura de Adolf Hitler, ciernen sobre él, una gran cantidad de detractores de su obra. La que ha sido traducida en muchas lenguas, incluyendo estas, el chino, el persa, el hindú, el farsi y el japonés.

Miguel Serrano Fernández (1917), nacido de una acomodada familia santiaguina, cuenta entre sus parientes cercanos a una santa y al mismísimo Vicente Huidobro. Sus primeros recuerdos, se remontan a sus años de colegio. En esos entonces, jugaba como arquero del Barros Arana, pero entre sus aficiones, también se contaba el gusto por la lectura.

De esos años de curiosidad escolar, datan sus primeros acercamientos a las filosofías y religiones orientales, a la alquimia y la mitología. Entre sus primeras lecturas, también figuran sus primeros acercamientos a la poesía, con Rilke, William Blake y Hölderlin. De estos temas y otros da testimonio, el ya octogenario escritor chileno en su autobiografía titulada “Memorias de EL y Yo”.

Diplomático de carrera, este chileno se intereso tempranamente por las letras y por el cuento como genero, estilo con el cual alcanzo su primer hito literario en 1938, al publicar la “Antología del Verdadero Cuento Chileno”. Publicación, que causo revuelo en la actividad literaria de la época y que desde su titulo, gatillaba al debate.

“Alone desde su programa radial y Salvador Reyes, de la revista Hoy, tuvieron encontradas opiniones al respecto. Y era lógico que fuese así; éramos un grupo de jóvenes audaces, con un estilo nuevo y con grandes ganas de imponer la imaginación y la parte onírica al realismo”.


El texto, que originalmente fue publicado con el aporte monetario de una abuela de Serrano, cuenta con la colaboración de connotadas figuras, que en la posteridad, alcanzarían renombre propio. Entre ellos se destacan Braulio Arenas, Eduardo Anguita, Teófilo Cid, Juan Emar, Carlos Droguett y el mismísimo Serrano, con su cuento, “Hasta que llegue la luz”. Jóvenes que circulaban por la bohemia literaria, con la cabeza llena de historias y el corazón repleto de sueños.

De esa misma época datan los encuentros en el restaurante “Miss Universo” de la calle San Diego y la interminables caminatas por la calle Lira, junto a su inseparable amigo Héctor Barreto, cuentista también antologado en la publicación del ¨38 y muerto en una trágica reyerta, entre nazis y socialistas, partido en que militaba Barreto y por el que murió en las calles de la capital.

Bastante al margen, de lo que después se conocería como la generación del ‘38, Serrano se vinculara con todos los intelectuales de la época, acercándose a sus círculos, pero también, no ligándose a ninguno de ellos. Entre amigos personales del autor, es posible nombrar también a Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y Nehru e Indira Gandhi, con la que se le atribuye un ligero romance.

Posterior a una serie de colaboraciones en distintas publicaciones, entre las que destacan la revista “Atenea”, la revista “Occidente” en Chile y a la escritura de la “Trilogía de la búsqueda del mundo exterior”, libro clave escrito después de sus viajes al territorio Antártico, Serrano, continuara su carrera diplomática con siete años en la India, tres en Yugoslavia, desempeñándose en el mismo cargo, hasta la década del 70 en Austria.

De esos mismos años de peregrinaje por el mundo, Miguel Serrano, seguirá en su senda literaria. Inscrito en lo que será conocida como la generación del ‘38. Serrano, en sus andanzas literarias conseguirá, conocer a Herman Hesse, quien le obsequiaría el cuento “Las Metamorfosis de Piktor”. Logrando también, en una entrevista con el Doctor Carl Gustav Jung, que este prologue su libro titulado “Las Visitas de la Reina de Saba”. Entrevistas a la que se referirá, en más extenso en “El circulo hermético”.

Dividiendo la obra de Serrano, en lo que el mismo señala, como “literatura no combativa y combativa”, habría que traer a colación, libros tan controvertidos como “MANU” y “La reencarnación del Héroe; el ultimo avatara”, textos que sin lugar a dudas, escapan a toda lógica, pero que responden a una simbología arcana, que a través de intrincados caminos y en definitiva, Serrano trata de traspolar, en la realidad de nuestro territorio.

Temas como el amor mágico, tratado en el “El-Ella”; la serpiente que muerde su cola en eterno girar del Ouroborus, su relación con el Kundalini y la correspondencia con la Cordillera de los Andes; la serpiente del paraíso y el árbol del conocimiento y una serie de relaciones surrealistas, pueblan la delirante literatura de este chileno, que en un inteligente uso de el cuento, evoca e interpreta la mitología de diversas culturas.

Hoy por hoy, Serrano guarda silencio, en su atalaya de Valparaíso, se dice veterano y perdedor de la gran guerra. Sus mundos, se siguen yuxtaponiendo y se impregnan unos a otros. Y él, se alza como un viejo estandarte, de una época que ya parece desaparecer, una época en que los escritores no le temían a la polémica y que muchos de ellos, no hacían más que de ella un ejercicio intelectual sin temor.

Rafael Martel.-

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