Los Doce Trabajos de Hércules
Capturar a la Cierva de Cerinea
La Cierva de Cerinea era una criatura fantástica de
la mitología griega.
El tercer de trabajo de Hércules fue cazar viva
a la cierva de Cerinea y llevarla al rey Euristeo sin ningún rasguño.
La cierva de Cerinea era un gamo de
pezuñas de bronce y cornamenta de oro que se le había escapado a la diosa
Artemisa cuando la estaba intentando enganchar a su carro.
Desde entonces Artemisa le permitía vagar por las tierras que ella
protegía. La cierva era de un gran tamaño, con unas patas
esbeltas que le daban gran agilidad.
La
cierva de Cerinea era un animal muy audaz, ligero y de una gran
velocidad y no había nadie capaz de cazar la cierva
dada su velocidad. Hércules le tiro algunas flechas durante su persecución para
intentar que cambiara de dirección, pero era incluso más rápida que las saetas
arrojadas por Hércules.
Hércules no podía dañarla pues sino de otro modo ofendería
a la Diosa Artemisa, así que tenía que acercarse a la cierva, lo cual
no era permitido por el magnífico animal.
Así
pasaron los días, luego las semanas y meses, Hércules estuvo la primavera, el
verano, el otoño y el invierno tras la cierva de Cerinea. Esta cierva
huía con un simple crujir de hojas bajo los pasos de
Hércules y tenía muy buen oído, por lo que era muy escurridiza.
Esta persecución sin tregua origino que tanto Hércules
como la cierva estuvieran exhaustos, por la multitud de
kilómetros recorridos sin apenas dormir durante meses.
La
cierva necesitaba aplacar su sed y aprovecho un estanque de agua clara que
encontró para hacerlo, lo cual produjo un momento
de descuido que fue aprovechado por Hércules para lanzar una
red que había ido construyendo en sus momentos de descanso
y que a la postre fue definitiva porque la lanzo desde muy lejos para que la
cierva no lo advirtiera.
Una vez que la alcanza, la cierva intento zafarse,
pero cuanto más se movía más quedaba atrapada en lo hilos de red y así tras un
gran esfuerzo agotada se rindió y se dejó caer.
Hércules
jubiloso, se acercó, le ato las patas y se la subió a
los hombros para iniciar el camino de vuelta a Micenas a
ver al rey Euristeo.
En
ese mismo instante se le apareció la diosa Artemisa junto a su hermano
Apolo, que con tono enfadado le pidió explicaciones de por qué
maltrataba a su cierva. Hércules arrodillado le conto su historia y
la diosa piadosa entendió sus motivos, y tras revisar que la cierva no tuviera
daño le permitió continuar con la condición
de que luego de mostrarla al rey Euristeo la pusiera de nuevo en libertad.
Y
así hizo Hércules tras presentarla a rey, que esta vez fue muy ‘valiente’ y
estuvo cerca de Hércules cuando le mostro prueba de su tercer trabajo. Euristeo
de mala gana le indico a Hércules que volviera de nueva al día siguiente que le
revelaría cual sería el cuarto trabajo de Hércules.
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