Montaña y Arbol

Poesía, Cuentos, Arte y Literatura

martes, septiembre 12, 2023

 

Los doce trabajos de Hércules


El jabalí de Erimanto


Por una cuarta ocasión Hércules se presentó ante Euristeo, para que este como su señor le encomendara una cuarta tarea. El cuarto trabajo fue capturar al jabalí de Erimanto.

 

El jabalí de Erimanto era un jabalí salvaje, un gran cerdo bestial de gran fuerza y enormes colmillos capaz de arrancar árboles con ellos.


Unos colmillos afilados y unos ojos rojos ensangrentados que hacía que se desprendiera de su rostro la mayor maldad conocida. Una criatura fiera que sembraba el terror en la zona del monte Erimanto al norte de Arcadia cada vez que salía de su guarida. Se trataba de un animal que estaba diezmando la población, el ganado y campos de cultivo de la zona. Se decía que con su fuerza era capaz de producir terremotos.

 

En el camino hacia la captura del jabalí de Erimanto, visito a su amigo el centauro Folo, este lo recibió con alegría y le invitó a comer de la comida y el vino de los centauros. Estos al ver que Hércules degustaba su comida y bebía vino de la jarra que el dios Baco les había regalado no estuvieron de acuerdo e increparon a Hércules que no tuvo más remedio que defenderse.

 

Y ante la actitud agresiva y peligrosa de los centauros no le quedó más remedio que matar a algunos con sus flechas envenenadas por la sangre de la Hidra.

 

El centauro Quirón, el centauro inmortal y más sabio, quedo sorprendido de que algo tan pequeño pudiera matar a ser tan magnifico como un centauro. Al observar la flecha, la dejo caer clavándosela en el pie, lo cual no la mato por ser inmortal, pero estuvo varios días muy enfermo. Lo cual hizo que Hércules pasará unos días muy triste mientras el centauro se recuperaba.

 

Finalmente, Hércules llego a las tierras devastadas por el jabalí de Erimanto, rápidamente fue a su guarida y empezó a gritar para que saliera. El jabalí salió raudo y comenzó la lucha, la cual era bastante pareja y duros varios días.


Entonces el jabalí cansado comenzó a huir para buscar alimento y descanso, y Hércules siguiendo la misma estrategia que con la cierva de Cerinea, lo persiguió por valles y montañas. Este animal no era tan rápido así que Hércules pudo seguirlo continuamente, en su camino el jabalí se introdujo en un desfiladero que llevaba hacia una montaña nevada en la cual el jabalí no podía moverse con facilidad y necesitaba mucho esfuerzo, así que finalmente sucumbió al cansancio y se acostó sobre la nieve a reposar. Este momento fue aprovechado por Hércules para subirse al lomo y atar sus patas con fuertes cadenas para llevarlo ante el rey Euristeo.

 

Euristeo sorprendido y aterrado que Hércules hubiera podido traer y capturar al jabalí de Erimanto, salto de su trono dentro de una vasija de bronce que había hecho colocar en la sala y le grito que se llevara el cerdo salvaje y que volviera al día siguiente, que le indicaría cual sería el quinto trabajo de Hércules.





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